Sinopsis
Al grito de "¡queremos visa!", una caravana de miles de migrantes partió desde el sur de México para llegar a Estados Unidos, donde se realiza la novena Cumbre de las Américas que reúne a los presidentes del continente para tratar el creciente fenómeno migratorio.
Los extranjeros, en su mayoría venezolanos, cubanos, haitianos, centroamericanos y africanos, llevan a 3 mil niños en brazos, sobre sus espaldas, sobre láminas de plástico o mantas para protegerlos de las intensas lluvias.
El punto de partida fue la ciudad de Tapachula en el estado de Chiapas, ubicado al sur de México. En un primer tramo, lograron pasar un retén migratorio donde estaban algunos miembros de la Guardia Nacional, que se limitaron a observar el avance del contingente.
La mayoría de los varados en el sur de México se quejan de la lentitud de los trámites para solicitar refugio y de pasar meses en una ciudad donde malviven y sin trabajo.
Esta caravana es la mayor que se ha formado este año, pero en los meses pasados y también durante 2021 ha sido constante la movilización de grupos de distinto tamaño.
Los integrantes de esta caravana aseguran que han esperado durante 6 meses respuesta a su solicitud de visa humanitaria en México para llegar al norte en busca del sueño americano.
La gubernamental Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR) se encuentra desbordada. El año pasado batió récords al recibir más de 130.000 solicitudes, el triple que en 2020 cuando apenas superaron las 40.000.
Además, muchos de los integrantes de esta movilización llevan semanas o meses de camino por peligrosas rutas incluida la selva del Darién, que une Colombia con Panamá y por donde en 2021 cruzaron más de 130.000 personas, mayormente haitianos.
En los primeros cuatro meses de este año más de 19.000 lograron cruzar, según cifras oficiales del gobierno de Panamá y casi 7.000 de ellos venezolanos, principalmente jóvenes.
El llamado triángulo norte de Centroamérica es la región que reune la mayor cantidad de migrantes que huyen de la pobreza y violencia de pandillas en Honduras, Guatemala y El Salvador. Sin embargo, los presidentes de los tres países no participan en la Cumbre de la Américas.
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