Lucy Marín galardonada con la Medalla de la Orden de Australia por una vida dedicada a sobrevivientes de torturas y trauma

Lucy Marin

Lucy is proud to receive a Queen’s Birthday honour. Source: Bernadette Clarke/SBS News

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La chilena Lucy Marín, quien llegó a Australia a finales de la década de 1970 en plena dictadura de Augusto Pinochet, fue condecorada con la Medalla de la Orden de Australia por sus “servicios a la salud y la rehabilitación de los refugiados”. Es la primera mujer latinoamericana en ser reconocida en el Cumpleaños de la Reina.


Lucy Marín, mujer cuya calidez y autoridad supera con creces su estatura, es uno de los personajes más conocidos y queridos en la comunidad hispana en Australia. La chilena de 68 años acaba de ser laureada por sus “servicios a la salud y la rehabilitación de los refugiados” con la Medalla de la Orden de Australia, uno de los galardones más distinguidos que otorga la Reina Isabel II de Inglaterra todos los años en reconocimiento al aporte de ciudadanos a la sociedad australiana. 

Con las canas rodeando sus gafas, Lucy admite con una sonrisa que no le molesta que la llamen la “tía” de la comunidad hispana en Australia, ya que ella, al igual como sucede en los pueblos aborígenes, sabe que se ha convertido ya en una “Elder”, o mujer sabia. Y es que Lucy ha dedicado dos tercios de su vida a servir a los refugiados, y en particular, a los sobrevivientes de trauma y tortura que han llegado a Australia. 

Además de su trabajo como consejera bilingüe y bicultural de la comunidad hispana para el Servicio el Servicio para el Tratamiento y Rehabilitación de los Sobrevivientes de Trauma y Tortura (STARTTS, por sus siglas en inglés) Lucy es bien conocida como la “matriarca de la familia Marín”, un clan reconocido en la comunidad hispana en Australia por su arte, trabajo comunitario y espectáculos musicales.


Puntos destacados:

  • La chilena Lucy Marín fue galardonada con la “Medalla de la Orden de Australia” por sus servicios en favor de la salud y la rehabilitación de los refugiados en el país. 
  • Lucy se desempeña como consejera para el Servicio para el Tratamiento y Rehabilitación de los Sobrevivientes de Trauma y Tortura (STARTTS, por sus siglas en inglés). 
  • Lucy es la primera latinoamericana en ser reconocida con la Medalla en Australia. 

Creía que el premio era un “spam”

La primera pista que tuvo Lucy de que se había ganado un honor fue cuando recibió una llamada de “felicitaciones”. Se trataba de una periodista le llamaba para pedirle una entrevista. Al principio, Lucy pensó que era “spam”, que era un intento de estafa, y le repetía a su interlocutora: “¿Estás segura de que me lo gané?”

 “Fue un shock. Luego, llegaron muchos mensajes de felicitaciones de colegas y amigos”, relata Lucy entre risas.

 Horas más tarde, se enteró que sus compañeros de trabajo la habían nominado para el galardón detrás de sus espaldas, como una sorpresa; gesto que la conmovió profundamente. 

“¡Qué fabuloso! Lindo que gente que trabaja con uno haga algo así”.
Lucy Marín admite que aún no termina de digerir que haya ganado el premio. Nadie le quiso decir anteriormente sobre la nominación para no crear expectativa, aunque en el fondo, muchos colegas y amigos sabían que lo merecía. 

“A través de los años Lucy ha sido capaz de hacer una diferencia en las personas con necesidades humanitarias, haciéndoles saber que no están solas, abriéndoles puertas hacia la luz de la esperanza”, enfatiza su amiga Loreto Larach al referirse a las más de cuatro décadas de entrega y dedicación de Lucy Marín en Australia. 

Lucy Marín
Source: Supplied

Reconocimiento “muy bien merecido”

Para Lucy, este premio representa “un reconocimiento a una contribución que uno da, pero también recibe”, según dijo a SBS Spanish. 

“Uno hace el trabajo sin esperar reconocimiento, pero cuando llega es una alegría que llena el alma”. 

Lucy Marín cuenta con una vasta formación en áreas de trabajo social, salud mental, arte dramático y música. Inició sus estudios en Chile, y luego los desarrolló en Australia, país al que migró en 1977 junto a su esposo Óscar y su primer hijo de dos años, César, durante los convulsionados años de la dictadura de Augusto Pinochet. Su servicio de ayuda a sobrevivientes de trauma y tortura comenzó en Chile, antes de migrar a Australia. 

Entre 1985 y 1990 trabajó en los servicios de asentamiento del Ministerio de Inmigración brindando ayuda a las familias de los refugiados. En 1989 creó el Grupo Mujeres Amigas de STARTTS (GRUMAS), la primera iniciativa de este servicio. Desde entonces, ha trabajado como consejera de refugiados de Sudamérica y Centroamérica para la organización, lidiando principalmente con personas de la comunidad de habla hispana.
La Familia Marín
Source: Supplied
Para el director ejecutivo de STARTTS, Jorge Aroche, la medalla a Lucy es “muy bien merecida”. 

“(Lucy) se ha dedicado a brindar servicios a la comunidad y a participar en la vida de la comunidad a través de STARTTS y otras organizaciones, y ha dado una contribución al mundo de la música y el arte con su familia”, recalcó Aroche a SBS Spanish. 

Si bien describe el trabajo que realiza en STARTTS como “muy duro”, ya que se trata de ayudar a personas a superar el dolor y el trauma sufridos en sus países de origen, Lucy explica que su trabajo como consejera le ha ayudado también a superar su propia dislocación, y a “disfrutar de la vida”, con la creación de redes comunitarias. 

“STARTTS le da a la gente el espacio para aminorar el dolor y al mismo tiempo crear una red social”, comenta Lucy, al tiempo que destaca que considera que el éxito de STARTTS se debe a su modelo psico-social, que combina los tratamientos clínicos con los aspectos sociales y culturales de cada paciente.

El arte sanador

En paralelo a su trabajo, Lucy y su familia se han dedicado a la música y el arte por décadas, ofreciendo espectáculos artísticos, y eventos de ayuda a la comunidad. 

Lucy y Óscar dejaron a Chile en 1977, cuando el país que se encontraba bajo el mando férreo de Augusto Pinochet, que dejó al menos a 28,459 víctimas de tortura, 2,125 muertos y 1,102 desaparecidos, así como unos 200,000 exiliados en ese país del Cono Sur. 

Australia recibió con los brazos abiertos a la pareja y a César, su pequeño hijo de dos años. Luego, nació Steve, con quién la familia Marín completó el cuarteto.
La Familia Marin
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Lucy cuenta que, durante el régimen militar, la labor social era “muy controlada y muy peligrosa”. Era imposible desarrollarse por “la problemática social”. 

Al entender que las heridas del trauma y la tortura viajaban también con el resto del equipaje de los migrantes que llegaban a Australia, Lucy y su marido continuaron su labor social, y llenaron el albergue de Villawood que los hospedaba con la música de sus pueblos. 

“Cuando llegamos a Australia, la perspectiva del arte nos ayudó a mantener la sanidad interna, a mantener la rehabilitación interna”, comentó Lucy. 

Lucy Marin
Lucy Marin left Chile in 1977, aged 26. Source: Supplied

No todo cambia

Desde su trabajo como consejera todos estos años y habiendo vivido la "dislocación" de haber dejado su país en momentos violentos, Lucy mira desde su dolor, pero también desde su "contemplación", la experiencia a veces horrorosa que han vivido las personas.

"Partiendo de que (como persona migrante) hayas tenido que dejar tu país, por las condiciones que sean, hay una dislocación enorme o trauma. Allá quedaron atrás muchas cosas de tu vida que tienes que no olvidarte, no hay delete".

"Pero si contemplas desde la mirada del mundo, ya dejaron de ser parte tuya. Entonces, esto a mí me ha ayudado, y es la forma en la que he sobrevivido, rescatando lo lindo y bello que viví, desde el cordón umbilical en mi país, hasta que tuvimos que dejarlo", comentó.

Lucy cuenta que una de las canciones con la que más se identifica es “Todo cambia” (escrita en el exilio por el chileno Julio Numhauser y popularizada por Mercedes Sosa), que habla de las transformaciones naturales, excepto el amor, el recuerdo y el dolor “de mi pueblo y mi gente”. 

Y es que las canciones como esta son importantes para una cultura como la latinoamericana.
Lucy Marín y su esposo Óscar
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Lucy Marín en sus años mozos
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Con un nudo en la garganta, Lucy explica que “algunas cosas han cambiado para las personas y para los países, para bien y otras no tan bien”, pero que a pesar de ello siempre quedarán “ciertas cosas en el proceso de rehabilitación que no van a cambiar, como el sentimiento de la gente respecto a lo que quedó atrás, que son la gente que aún están sufriendo en los países en conflicto”. 

“Así de profundo es”, precisó. 

A pesar de considerarse en su “ocaso” profesional, Lucy dice que aún le queda mucho por hacer.

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