Los australianos creen que la economía es el problema más importante que afronta el país, en un contexto de inestabilidad laboral y un casi nulo crecimiento de los sueldos, pero hay otro asunto que cada vez más le quita el sueño: el medio ambiente y el cambio climático.
Así lo revela en su duodécima edición la encuesta de la Fundación Scanlon, que es la investigación más vasta que se realiza en Australia sobre la opinión pública respecto a temas de cohesión social, inmigración, demografía, discriminación, entre otros asuntos.
El mayor cambio que registra esta encuesta respecto al año anterior se da con la pregunta abierta: “¿cuál crees que es el problema más importante que afronta Australia en la actualidad?”. En 2018 y 2019 el ránking fue encabezado por la economía, pero al segundo lugar saltó el cambio climático, una respuesta que fue muy fuerte entre los jóvenes, seguido de la inmigración.
“En el pasado, en 2010 a 2011, había mucha gente que indicaba que lo que les preocupaba era que la gente que hablaba del cambio climático era exagerada. Había demasiado, no lo creían, eran escépticos", dijo Andrew Markus, autor del informe.
"Y en el 2019, casi nadie está indicando que están preocupados porque el tema está siendo exagerado", apuntó el académico de la Universidad de Monash.
Las preocupaciones en torno al cambio climático representan un reto para el gobierno del primer ministro de Australia, Scott Morrison, quien ganó los últimos comicios con los votos de Queensland, un estado que vive de la explotación de los recursos mineros y sede la mina de Adani, el mayor yacimiento de carbón del mundo.
Pero Markus considera que “si él no lo gestiona (el cambio climático), que está emergiendo como un problema importante, esto puede dañar seriamente a este gobierno”.
La inmigración es buena para la economía
Las preocupaciones respecto a la inmigración bajó de 43 a 41 por ciento este año, respecto al 2018, mientras que un 53 por ciento considera que la cuota de inmigrantes es correcta o muy baja.
Markus apuntó que la encuesta muestra resultados positivos y altos respecto a los beneficios de la inmigración a la economía y sobre el aporte de ideas y cultura de los extranjeros al país.
Entre el 75 y el 85 por ciento cree que es bueno que Australia tenga inmigrantes.
Pero cuando se pregunta “¿crees que el gobierno está gestionando bien el crecimiento de la población y te preocupa que la inmigración tenga un impacto de la calidad de vida en el hacinamiento, en los precios de la vivienda, en el medio ambiente?, un 60 por ciento expresa preocupación.
"En consonancia con años anteriores, existe un acuerdo mayoritario de que aceptar inmigrantes de diferentes países hace que Australia sea más fuerte, y más del 80% de los encuestados están de acuerdo en que el multiculturalismo ha sido bueno para Australia", dijo Markus en un comunicado de la Fundación Scanlon.
"El área donde hay preocupación, sin embargo, es sobre el impacto de la inmigración en la calidad de vida", agregó.
Los datos de las sucesivas encuestas Scanlon indican que algo ha pasado desde 2017 en Australia, país que después de Canadá es el segundo que acepta la inmigración a gran escala.
Markus consideró que muchos australianos comparten “una preocupación subyacente sobre las deficiencias del gobierno en gestionar correctamente la situación: el impacto del hacinamiento, los precios de la vivienda y el medioambiente”, según declaraciones citadas por el diario The Guardian Australia.
Islamofobia y un aumento de la discriminación
La encuesta Mapa de Cohesión Social de 2019 revela que un 85 por ciento de los australianos apoya el multiculturalismo y un 90 por ciento respondió que tiene un fuerte sentido de pertenencia a Australia, el país que tiene la mayor proporción de habitantes nacidos fuera de su territorio (28 %) entre las naciones que conforman la OCDE.
Pero a pesar de ello, aún existe un 40 por ciento que tiene actitudes negativas contra los musulmanes, un resultado que no ha variado respecto a las encuestas anteriores.
"Si se observa la encuesta respecto a los otros grupos, cristianos, budistas, hindúes, (el nivel de rechazo) está en el rango de cinco a diez por ciento... pero la cifra musulmana es cuatro veces mayor, con un 40 por ciento", precisó Markus.
Al preguntarse si se ha experimentado discriminación en los últimos doce meses por el color de piel, la religión o la etnicidad, las tasas han aumentado desde la primera encuesta realizada en 2007, de un 10 a un 19 por ciento.
Las personas identificadas como musulmanes o hindúes tienen las tasas más altas de discriminación, con 42 y 38 por ciento.
