Nueva Zelanda se reabrirá totalmente al mundo el último día de julio de este año, poniendo fin a una de las más duras restricciones fronterizas en el mundo por el COVID-19, anunció el miércoles la primera ministra, Jacinda Ardern.
A partir de las 23:59 del 31 de julio se eliminarán por completo las restricciones fronterizas para dar la bienvenida a los turistas de todos los países y se suprimirán las pruebas médicas que se solicitaban previas a la salida, dijo Ardern.
"Nueva Zelanda está ahora totalmente abierta para los negocios".
Los controles que datan de marzo de 2020 fueron elogiados en su momento y permitieron a Nueva Zelanda tener una de las tasas de mortalidad por COVID-19 más bajas entre los países industrializados.
Sin embargo, hubo quienes criticaron la medida por falta de flexibilidad y compasión y por haber frenado a la economía.
Durante gran parte de la pandemia, las pocas personas que llegaron del exterior debían pasar dos semanas de cuarentena en hoteles del gobierno vigilados por militares.
Hace unos meses tales restricciones fueron levantadas para los residentes de Nueva Zelanda y viajeros de países que no requieren visa de entrada. Al resto del mundo se le dijo que debería esperar a octubre.
Sin embargo, gradualmente Nueva Zelanda ha ido abriendo sus fronteras. El mes pasado se informó que los australianos podían reanudar los viajes regulares a ese país. Luego, a principios de este mes, la puerta se abrió para los turistas de los Estados Unidos, Gran Bretaña y más 50 países.
Pero este miércoles, en un encuentro empresarial en Auckland al que asistió a través de videoconferencia, Ardern anunció el adelanto de la fecha por dos meses, como parte de una serie de anuncios para apuntalar la economía, en especial a la industria turística.
"Esta es una buena noticia para familias, empresas y nuestras comunidades de migrantes. También le da seguridad y tiempo de preparación a las empresas aéreas y de cruceros que piensan volver a Nueva Zelanda en las temporadas de primavera y verano", indicó la gobernante.
La primer ministra informó que esta decisión facilitará la inmigración de trabajadores calificados de una lista de 56 profesiones, en las que se incluyen médicos, enfermeras, ingenieros, plomeros, profesores y trabajadores del sector tecnológico.
La medida, dijo, esta diseñada para hacer frente a la escasez de personal en esos sectores, la cual ha sido agravaba por la pandemia.
