Sinopsis:
Un nuevo estudio revela un factor, hasta ahora desconocido, que podría estar contribuyendo al envejecimiento de la piel. Se trata de la microbiota. Es decir, se ha descubierto que los cambios en la piel pueden deberse a las variaciones en la población de los microbios que viven en nuestra piel.
Científicos del Laboratorio Jackson de Medicina Genómica, en los Estados Unidos, y del Departamento de Biología y Clínica, Chanel F&B, en Francia, estudiaron la relación que hay entre el conjunto de microorganismos que viven en la piel y los niveles de envejecimiento de la misma, y concluyeron que hay tres especies bacterianas directamente relacionadas.
Además, observaron que la cantidad de cada especie bacteriana varía con la edad y con los niveles de colágeno en la piel.
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La microbiota tienen múltiples funciones en nuestro cuerpo, desde la protección frente al ataque de patógenos hasta la estimulación directa del sistema inmunitario.
En el caso de la piel, la microbiota, además de otras funciones, le proporciona mantenimiento e hidratación. Los científicos quisieron comprobar cómo impactaba la composición de la microbiota de un grupo de personas de diferentes edades a la aparición de arrugas. Los científicos estudiaron también los niveles de colágeno.
Si bien el envejecimiento de las células de la piel se produce durante toda la vida. Éste comienza a hacerse más visible a partir de los 25-30 años, de ahí que sea el momento en el que muchas personas se unan al hábito de usar cosméticos en la piel.
Revertir la edad del corazón podría ser posible, según un estudio
Un grupo de científicos italianos ha logrado revertir los marcadores moleculares de longevidad en el corazón de ratones y esto ha avivado las esperanzas de que pronto se pueda hacer en humanos.
Los resultados en cultivos celulares de corazón humano también fueron muy prometedores.
Todo empezó con un estudio previo, en el que se descubrió que la mayoría de las personas mayores de 90 años, con un corazón fuerte, tienen una variante concreta del gen BPIFB4. Este gen está relacionado con la síntesis más rápida y eficaz de nuevos vasos sanguíneos. Esto ayuda a que el corazón se mantenga más fuerte. Por lo tanto, se revierte el deterioro natural de la salud cardiovascular.
Los científicos probaron modificar las células de los ratones, para añadir esta variante del gen, e hicieron lo propio con cultivos de células extraídas del corazón de pacientes ancianos con insuficiencia cardíaca. Los resultados fueron tan positivos que esperan poder llevarlos a cabo en un futuro con humanos.
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